Desde su descubrimiento en 1943, la necrópolis del Cortijo de Alcaide ha ocupado un lugar de referencia en la prehistoria peninsular. El elevado número de sepulcros en ella localizados, el buen estado de los hipogeos y la relativa buena conservación de los contextos arqueológicos recuperados despertó, desde un primer momento, el interés entre los principales investigadores de la época. A esta coyuntura se añadió, años después, que el yacimiento, al menos la mayoría de sus tumbas, pudieron ser excavadas con metodología moderna cuando, en los años ochenta del siglo pasado, la Universidad de Málaga (UMA) se hizo cargo de las actividades arqueológicas en el lugar. Esta labor investigadora, tanto en sus inicios como en la época reciente, ha generado, durante casi ochenta años, un importante volumen de información arqueológica. Así, sobre este yacimiento, se han publicado reseñas periodísticas, ponencias en congresos y numerosos artículos científicos. Todo lo cual explica, también, que haya tenido eco en diversas publicaciones de síntesis peninsulares tanto sobre el megalitismo en general como sobre el hipogeismo funerario en particular. No obstante, el yacimiento adolecía de un trabajo de síntesis en el que se condensara toda la información conocida hasta el momento e incorporara, además, aquella documentación que todavía permanecía inédita. A esto se añade que en los últimos años el estudio sobre el hipogeismo funerario en el sur peninsular ha observado un desarrollo muy importante. Esta contingencia ha generado un nuevo y más preciso contexto de investigación en el que se hacía imprescindible reubicar el yacimiento de Alcaide y su posible significado histórico. Estos antecedentes son los que han justificado que, ahora, abordemos la empresa de publicar una monografía como la que aquí presentamos.