“…Lo mismo se encuentra ocurriendo en las EN del país, donde el objetivo de diagnosticar la situación actual de la formación de docente se ha cumplido con el despliegue de las evaluaciones, y ahora los esfuerzos y estrategias se han focalizado en mejorar los resultados obtenidos en los exámenes y por ende en la preparación de los alumnos de las EN.Las políticas de evaluación en el Sistema Educativo Mexicano, son relativamente recientes, de no mayor a cuatro décadas. La sistematización de los esfuerzos, la mejora de su calidad, y la difusión de los resultados, son rasgos que sólo en la última década se han afianzado, según se menciona el Informe para la Reunión Ministerial del Grupo E-9(Banegas & Blanco, 2006).En el quehacer educativo en cualquier nivel, la evaluación se ha vuelto sinónimo de fiscalizar procesos y personas, de evidenciar cuando algo no está funcionando, siempre con esas connotaciones antagónicas y muy pocas veces vemos a la evaluación como un proceso de mejora, que ayuda a identificar las áreas de oportunidad de cualquier proceso educativo deja claro las rutas a seguir para alcanzar una utópica calidad educativa.En nuestro país, se ha avanzado significativamente en la cobertura educativa, con más escuelas y docentes para el desarrollo de los programas, lo que ha ayudado a disminuir el analfabetismo y aumentando el nivel de escolaridad de la población. Sin embargo, todo esto se ha logrado sin un avance sustancial en la calidad de los aprendizajes…”