La presente investigación tiene como objetivo general conocer los modos de uso y circulación de vegetales en la vida doméstica de contextos urbanos del Tucumán colonial. Los sitios elegidos para tal fin corresponden a cuatro ciudades ocupadas entre los siglos XVI y XVII: Santiago del Estero (1553) en el sitio Parque Aguirre (Santiago del Estero); Londres de la Nueva Inglaterra (1558) en el sitio arqueológico El Shincal de Quimivil (Catamarca); San Miguel de Tucumán (1565) en el sitio Ibatín (Tucumán) y Nuestra Señora de Talavera en el sitio Esteco I (1566) y su posterior traslado al sitio Esteco II (1609) (ambos en Salta). Hasta el momento, estas constituyen las únicas instalaciones urbanas más tempranas del periodo colonial identificadas arqueológicamente en el NOA. El trabajo se integró, por un lado, a la investigación desarrollada por la Dra. Igareta, cuyo objetivo es el estudio del urbanismo colonial temprano en la región. Y, por otro lado, a los estudios sobre las prácticas pasadas de manipulación de plantas en la Diagonal Árida Argentina, llevados a cabo por el equipo que dirige la Dra. Capparelli. Desde la arqueología histórica el abordaje prevé la integración de dos líneas de análisis, la documental y la material strictu sensu. Desde la arqueobotánica en sentido amplio, el proyecto se enmarca en una concepción paleoetnobotánica de las relaciones entre las sociedades humanas y las plantas en el pasado (sensu Lema 2009), donde estas son concebidas como bidireccionales e incluyen influencias recíprocas a lo largo del tiempo, dentro de un contexto sociohistórico determinado. La metodología de trabajo incluyó el abordaje de tres tipos de evidencias (escritas, arqueobotánicas y etnobotánicas) que estructuraron la investigación. Por un lado, se realizó la lectura y análisis de un conjunto de documentos éditos en su mayoría y algunos inéditos que fueron escritos entre los siglos XVI y XVII y refieren a las ciudades de estudio. Por otra parte, se consideró el análisis del registro arqueobotánico (macrorrestos) presente en las colecciones arqueológicas provenientes de investigaciones previas realizadas en los sitios de estudio. Asimismo, se obtuvo y analizó un corpus de evidencia vegetal (microrrestos) novedosa, proveniente de las estructuras de barro identificadas en la arquitectura doméstica de los sitios bajo análisis. Por último, y con un interés etnoarqueológico, se realizaron entrevistas a pobladores locales para indagar en los conocimientos acerca de la construcción tradicional en tierra cruda y se estudió material herborizado y constructivo de referencia. Entre los principales resultados obtenidos es posible destacar que a partir del análisis de las fuentes documentales se registró un amplio conjunto de vegetales que formaron parte de la vida cotidiana en las ciudades del NOA durante los siglos XVI y XVII. En total, se relevaron 80 etnoespecies que comprenden tanto a plantas nativas como introducidas. Tal conjunto constituye una base de referencia para los estudios arqueológicos del periodo, ya sea para la identificación de los restos botánicos como para la generación de hipótesis interpretativas. Por otra parte, a partir del examen de las colecciones arqueológicas se identificaron macrorrestos de especies nativas y exóticas. Para la ciudad de San Miguel de Tucumán en el sitio Ibatín, se identificaron carporrestos de maíz (Zea mays), trigo (Triticum aestivum/durum), uva (Vitis vinifera) y un resto afín a un cardo (aff. Carduus sp). Para la ciudad de Nuestra Señora de Talavera en el sitio Esteco I se identificaron carporrestos de maíz (Zea mays), amarantáceas (Amaranthaceae), trigo (Triticum aestivum/durum) cebada (Hordeum vulgare; Hordeum vulgare subsp. vulgare var. hexastichum, vestida y Hordeum vulgare subsp. vulgare var. nudum, desnuda), centeno (Secale cereale), uva (Vitis vinifera); y fibras de ciperáceas (Cyperaceae) aplicadas en cordelería. En el análisis de los microrrestos contenidos en la arquitectura de barro se hizo énfasis en los silicofitolitos, pero también se observaron otros microrrestos como diatomeas, microcarbones, granos de almidón y polen y placas de naturaleza desconocida. Para la ciudad de Santiago del Estero en el sitio Parque Aguirre, se avanzó en la identificación de las gramíneas presentes en las muestras de un posible muro de tapial. Para la ciudad de Londres en El Shincal de Quimivil, las mezclas de barro utilizadas como mortero de unión en el periodo incaico y luego en el colonial en los muros líticos de la kallanka arrojaron ciertas diferencias entre sí, derivadas no solo de los distintos modos de construir y de habitar el espacio sino también del conocimiento que uno y otro grupo tenían de los recursos y del ambiente local. Se identificaron microrrestos de plantas silvestres, principalmente gramíneas, y de cultivos como el poroto y el maíz. Para la ciudad de San Miguel de Tucumán en el sitio Ibatín, se caracterizaron muestras de adobe, mortero de unión y posibles tapiales, lo que permitió reconocer diferencias en las técnicas constructivas e identificar restos de gramíneas y plantas cultivadas (maíz y tubérculo microtérmico). Para la ciudad de Nuestra Señora de Talavera, se analizaron muestras de adobes, del mortero de unión asociado y de un muro de tapial del sitio Esteco II. Los resultados dieron cuenta del contenido de gramíneas silvestres y cultivadas en los materiales constructivos. Es de destacar el hallazgo en los adobes de microrrestos afines a cereales agrícolas, como el trigo y cebada (Tritiaceae). A partir de esta evidencia, es posible plantear que los constructores de Esteco II, hayan hecho uso de las propiedades estabilizantes que otorgaba la paja de estos cereales. Por último, a partir de las entrevistas etnobotánicas se estableció un conjunto de especies que han sido usadas tradicionalmente por constructores locales para la fabricación de adobe. Este listado permite restringir un posible universo material de referencia en el que se incluyen plantas cultivadas (nativas e introducidas) y silvestres (nativas), que podrían haber sido empleadas en el pasado. A su vez, fueron recolectados datos relativos a otras materias primas, herramientas, espacios y procesos que constituyen el proceso constructivo. Ello contribuyó a establecer ciertos elementos que intervienen durante la preparación de las mezclas y que inciden también en el registro material ya que resultan en potenciales fuentes indirectas e incidentales de introducción de restos vegetales. El abordaje sistemático de los conjuntos botánicos resultó un aporte significativo para el conocimiento arqueológico del periodo colonial temprano en el NOA, ya que permitió evidenciar la presencia de especies introducidas en las primeras ciudades establecidas sobre el piedemonte y llanura tucumana. El estudio de plantas presentes en los sedimentos arquitectónicos se convirtió en un medio exploratorio para indagar el carácter antrópico o no de aquellos rasgos muestreados en los cuales no resultaba posible determinar a priori, su naturaleza arquitectónica. Por el contrario, en los casos en que el registro arquitectónico se encontró mejor conservado y su carácter como tal era evidente, esta línea analítica contribuyó a caracterizar las técnicas constructivas y la flora circundante. Finalmente resultó en una herramienta con potencial informativo para reconocer culturas constructivas y actividades domésticas en contextos habitados por diferentes grupos étnicos como fue el caso de las ciudades coloniales del Noroeste Argentino.