“…Así como la configuración del conjunto familiar en torno a prácticas de consumo presentes en distintas generaciones en contextos socio-histórico-culturales particulares. Aunque el problema de las adicciones responde en parte, a la necesidad de buscar un lugar en el mundo y a vacíos existenciales asociados a una condición emocional en el adicto (Vargas, et al, 2015), en un ambiente socio cultural que promueve y legitima las adicciones, es necesario tomar en cuenta el contexto inmediato que es, la estructura familiar, en la cual, las relaciones entre sus miembros obedecen a dinámicas arraigadas en la tradición cultural y, a los constantes cambios que presentan los roles familiares. En el caso de México, se coincide con Alducín (1986), al señalar que las familias oscilan entre la tradición y la modernidad desde la década de los 80, puesto que, las familias mexicanas, aún conservan la estructura que Díaz-Guerrero (1986), señaló sobre los fundamentos de esta familia: la supremacía del padre y el autosacrificio de la madre.…”