“…Las y los docentes con mayores niveles de competencia emocional muestran menores síntomas de estrés y mayores niveles de ilusión por enseñar y liderazgo pedagógico (Villa, 2019), por lo que la competencia emocional parece contribuir a reducir el común síndrome de burnout de esta comunidad profesional (Oberle et al, 2020;Puertas, Zurita, Ubago y González, 2019). Por tanto, el resultante bienestar docente refl eja en el aula mejor manejo del confl icto, mayor clima de apoyo, conductas prosociales, mayor sentimiento de pertenencia, mayor motivación al aprendizaje y mejor rendimiento académico (Jones, Bouffard y Weissbourd, 2013;Sporzon y López-López, 2021). Asimismo, como profesionales de la educación, se ha demostrado que los docentes precisan desarrollar habilidades como la empatía, la comunicación positiva y la motivación para generar entornos óptimos de aprendizaje, así como más atentos y respetuosos con la diversidad (Hitt y Tucker, 2016;Puertas et al, 2018;Uitto et al, 2015).…”