Con este artículo hemos querido acercarnos a la visión que desde la Atención Primaria (AP) tenemos sobre lo que ha supuesto la pandemia de la COVID-19 en la población mayor y particularmente en las personas ancianas que viven en residencias. La situación previa de los centros residenciales ha influido durante la pandemia en un elevado número de fallecimientos, aislamiento social y problemas de salud derivados. Las personas de estos centros son generalmente más vulnerables, frágiles, dependientes y longevas, pero estos condicionantes no justifican el nivel de contagios y mortalidad por sí mismos.
En los momentos de mayor dureza de la crisis sanitaria, se activaron una serie de respuestas sociales y sanitarias variadas y diversas en cada comunidad autónoma. Algunas de estas tuvieron carácter urgente y terminaron por originar diferentes estrategias y/o nuevos modelos de atención y gestión de las residencias. En algunos casos, estos cambios se siguen manteniendo.
El objetivo de este artículo es analizar algunas de las principales medidas que se llevaron a cabo, los cambios que se implementaron, los puntos en común, el consenso en la toma de decisiones, la evidencia sobre la que se basaron, los aspectos éticos y legales que inspiraron estas estrategias y los resultados en salud obtenidos. Atendiendo a lo comentado, el grupo hace una serie de propuestas de mejora de cara al futuro.