Las expresiones de agradecimiento al Sistema Único de Salud (sus), el sistema de salud oficial en Brasil que atiende a pacientes críticos y vacuna a la población de forma gratuita, reemplazaron las noticias sobre las deficiencias de atención de la red pública. El signo más, adelante de la palabra sus, agregado en el contexto de las respuestas incorrectas y omisiones del Gobierno federal para enfrentar la pandemia del nuevo coronavirus, es, en principio, contradictorio. El sus se convirtió en héroe, a pesar de que el país perdió más de 620 mil personas, ocupando el primer lugar, en el mundo, en el número acumulado de muertes por habitante.El reconocimiento de los méritos de una política pública universal y de sus acciones objetivas, y en especial, del trabajo de los profesionales de la salud se dio en varios países. En teoría, los buenos sistemas de salud serían capaces de interponer barreras efectivas para proteger la vida de la población. En los países asiáticos y en Australia y Nueva Zelanda se han llevado a cabo experiencias exitosas en la supresión de casos de covid-19 [1], lo que evidencia la importancia de las estrategias basadas en la población. El Reino Unido, Italia, Francia e incluso Alemania, a pesar de la adopción de diferentes políticas de contención de la transmisión, tuvieron altas tasas de mortalidad. El país que más gasta en salud en el mundo, Estados Unidos de América, acumula el mayor número de muertes. Bajo este criterio -la prevención de muertes-, los tradicionales sistemas de salud universales europeos y el orientado por el mercado, en América del Norte, habrían sido desaprobados [2].Sin embargo, los sistemas de salud pública han recibido elogios en general, aun cuando los Gobiernos de los países sean mal evaluados. El amplio apoyo a la salud púbica fue acompañado de la declaración de los profesionales de la salud: "no queremos solo aplausos" en varios idiomas [3], con lo que demandaban la necesidad de condiciones de trabajo adecuadas, que incluían equipos de protección personal, remuneración ajustada a la sobrecarga de trabajo, equipos completos y dotación apropiada de camas, equipos y medicinas.En Brasil, a pesar de la magnitud de los resultados letales, ha habido un cambio radical hacia un estatus positivo del sus. Bajo el fuego cruzado de los debates sobre el confinamiento y las pruebas versus las políticas menos radicales de cierre de las actividades económicas, la atención a los pacientes, la organización de los servicios y la dedicación de los médicos y las enfermeras, quienes fueron los primeros en fallecer junto a los pacientes de edad avanzada, causaron una enorme conmoción. Se estableció una línea divisoria entre los Gobiernos y las instituciones de salud pública.La admiración por el sus contó, desde el principio, con la adhesión de líderes de todos los matices políticos. Las controversias giraron en torno a la magnitud de la pandemia, el funcionamiento de las actividades económicas, los medicamentos y las vacunas. Lo que cambió fue la extensión del consenso acerca de las virtudes...