Se calcula que en 2050 la población mundial de personas mayores,de 60 años o más, alcanzará el 20% del total de la población mundial, y se espera que la plétora de problemas relacionados con la edad suponga una presión en todos los estratos de la vida y cambie radicalmente las políticas sanitarias, desde el nivel individual hasta el nacional. Además de las implicaciones financieras, sociales y sanitarias, los datos publicados también han puesto de relieve la falta de afiliaciones religiosas en los grupos de edad más avanzada, por lo que, potencialmente, este segmento de la población se desentiende de la filosofía religiosa y de las enseñanzas sobre tecnologías mejoradas para aliviar el dolor y el sufrimiento.Esta primera parte del artículo evalúa diversos aspectos de cómo las prácticas religiosas ven tradicionalmente el sufrimiento y el dolor, vistos a través de la lente de las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo, islamismo y budismo.A continuación, analizamos qué valores y experiencias aporta la religión a los ancianos a la hora de afrontar el dolor y el sufrimiento, y hasta qué punto están intrínsecamente ligados a las doctrinas y enseñanzas. También examinamos las lagunas en los actuales patrones de tratamiento que podrían afectar al acceso de la población geriátrica a elegir modalidades más novedosas, si son factibles.Posteriormente, en este artículo se explora cómo el transhumanismo en el avance de la tecnología y la no afiliación a ninguna religión pueden provocar un cambio sísmico en las perspectivas de dolor y sufrimiento de las personas mayores, y cómo esto podría cambiar potencialmente la faz de la gerontología.