América Latina se caracteriza por su liderazgo en materia de protección del asilo y refugio, y por sus legislaciones y prácticas de raíz consuetudinario-humanitarias muy avanzadas. La adopción de la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados, en 1984, creó, de nuevo, vanguardia y presentó una definición ampliada del concepto de refugiado que sirve como complemento regional a la Convención de Ginebra de 1951.
La actual crisis migratoria venezolana está impactando en América Latina y el Caribe con una intensidad y velocidad nunca antes vistas. Casi 7 millones de venezolanos se han visto obligados a abandonar su país, la mayoría de los cuales (5,75 millones) ha llegado a países de la región, especialmente a Colombia. Ante esta crisis, el 40º aniversario de la Declaración de Cartagena, que se celebrará en 2024, presenta una ocasión única para el análisis de los avances y vacíos existentes en la protección regional de la población refugiada y migrante.
Dada la enorme legitimidad que tiene la Declaración de Cartagena, en este artículo se pretende posicionarla en la agenda latinoamericana al considerarse que puede ser parte de la solución buscada a esta crisis.