“…En esta línea, los estudios muestran como los especialistas están sometidos a una gran carga emocional experimentando dolor, desasosiego, ansiedad, frustración, ira, tristeza, pena, culpa, inseguridad, estrés o impotencia (Gardner 1999;Gálvez 2006;Nuzum, Meaney y O´Donoghue 2014;Jones y Smythe 2015). Los téc-nicos manifiestan una falta de información específica para afrontar estas situaciones (Gardner 1999;Gál-vez 2006;Pastor et al 2011;Jones y Smythe 2015), haciendo hincapié en la necesidad de una mayor educación y preparación para el correcto afrontamiento de la muerte antes, durante, o nada más nacer (Allchin 2006). La mayoría de autores coinciden, también, en señalar que las emociones (García Caro et al 2010) o las creencias de los profesionales (Cacciatore 2010) determinan su asistencia (Gold, Dalton y Schwenk 2007) por encima de otros factores como los propios deseos de los padres o los diferentes modelos de afrontamiento propugnados por la teoría social (Cacciatore 2010 (Gálvez 2006;Fenwick et al 2007;Wallbank y Robertson 2013;Nuzum, Meaney y O´Donoghue 2014).…”