“…En términos de antecedentes a nivel académico, diversos estudios han abordado la temática, con diferentes metodologías de estudio que al mismo tiempo pueden combinarse entre sí. La gran mayoría de los trabajos se realizan a través de simulaciones computacionales dinámicas (Balocco, 2002;Balocco, 2004;Patania, Gagliano, Nocera, Ferlito y Galesi, 2010;San Juan, Suárez, González, Pistono y Blanco, 2011;Suárez y Molina, 2015;Peci López y Ruiz de Adana Santiago, 2015, Gagliano, Nocera y Aneli, 2016, aunque en algunos casos se han creado prototipos experimentales (Sandberg y Moshfegh, 1996;Peci López, Jensen, Heiselberg y Ruiz de Adana Santiago, 2012;Sánchez, Giacola, Suárez, Blanco y Heras, 2017) y en otros se ha trabajado mediante el monitoreo de edificios reales en uso (Stazi, Tomassoni, Veglio y Di Perna, 2011;Aparicio Fernández, Vivanco, Ferrer Gisbert y Royo Pastor, 2014;Gregorio Atem, 2016). Los resultados del desempeño térmico del sistema en estudio en el período estival muestran reducciones del orden del 58% de la carga térmica obtenida al usar una fachada ventilada en comparación a una fachada sin ventilación (Fantucci, Marinosci, Serra y Carbonaro, 2017), así como importantes disminuciones de consumos de energía para climatización, con tasas de ahorro de energía para enfriamiento pasivo entre el 35% y el 80% (Domínguez Delgado et al, 2013).…”