“…A partir del enfoque multidimensional del bienestar es evidente que para tener mejor calidad de vida es importante tener un mejor ingreso (Stiglitz, Sen y Fitoussi, 2009), y para ello, se ha puesto especial atención a la inversión en capital humano, puesto que además de mejorar las condiciones individuales (Schultz, 1961), tiene implicaciones sobre la economía en general como se plantea en las teorías de crecimiento económico endógeno (Olaniyan y Okemakinde, 2008;Romer, 2002). Desde el planteamiento de la ecuación minceriana (Mincer, 1974) diversos investigadores (Villarreal, 2016;Popli, 2011;Rattia, 2008;Mehta y Villarreal, 2008;Ordaz, 2007;Psacharopoulos, Velez, Panagides y Yang, 1996) se han avocado a utilizarla como herramienta para, por una parte, encontrar evidencia empírica sobre el cumplimiento de la teoría respecto al efecto del capital humano (medido por los años de educación y la experiencia laboral) en el nivel de salarios, y por otra, para investigar fenómenos como brechas salariales y cambios estructurales en el mercado laboral. A partir de estos estudios se ha corroborado que la inversión en capital humano incide positivamente (generalmente la educación en mayor magnitud) en el salario esperado de los individuos.…”