Las aplicaciones de la inteligencia artificial en el ámbito del control policial han generado un enfoque dual: por un lado, una creciente fascinación y entusiasmo debido a las posibilidades innovadoras; por otro lado, un conjunto de preocupaciones y cuestionamientos profundos sobre su implementación y sus posibles implicaciones en términos de derechos y justicia social. A pesar de que ya existen investigaciones sustanciales al respecto y se han planteado diversas inquietudes, el tema sigue despertando muchas expectativas exageradas. Es esencial comprender la base de estas expectativas y su origen, ya que a menudo están enraizadas en intereses económicos y en la promesa de una aplicación objetiva y neutral de la tecnología en el ámbito policial. Aquí es donde deben entrar en juego las reflexiones de las ciencias sociales, desempeñando un papel fundamental en la reconfiguración del debate entre optimistas y pesimistas.