La preocupación por la deserción académica en la educación superior es un tema de particular importancia en la gestión de instituciones de educación superior [IES], estableciéndose una tensión entre deserción y retención, entendiéndola como resultado de las acciones que desarrolla la institución para que el estudiantado se mantenga y progrese académicamente hasta su graduación. Ello implica la comprensión de la calidad educativa vinculada a la gestión de retención que efectúan las instituciones, y es dicho concepto lo que los sistemas evalúan. Sin embargo, a partir de la década de 2000, cobran mayor relevancia las visiones que promueven acciones orientadas a la permanencia, reconociendo el rol central del estudiantado en su proceso formativo y en la decisión de continuar estudios, en que la generación de vínculos con la institución y con el sistema en general aparecen capitales; ello junto al cuestionamiento del concepto de deserción, al evidenciar estudios el reingreso de un porcentaje importante de desertores, al sistema en el corto y mediano plazo. El estudio, que persigue problematizar la tensión entre deserción-retención mediante la revisión de la literatura acerca los factores de deserción, con foco en el periodo posterior al 2000 y sus implicancias para las concepciones tradicionales convoca a desarrollar una propuesta integradora de estas perspectivas que entran en tensión de manera diferenciada con el proceso de deserción, una desde el accionar organizacional, otra desde el espacio vincular afectivo del alumnado y su compromiso y motivación con el proceso, cuando el efecto de la deserción o permanencia, responde a una gestión acerca de lo organizacional, el apoyo en lo personal, y la definición final de cada estudiante, ya sea de forma temporal o permanente.