Resumen:Existe evidencia significativa en varias comunicaciones que los sujetos con presión arterial ligeramente sobre el nivel normal de 120/80 mmHg, pero bajo 140/90 mmHg, considerados pre-hipertensos en los últimos Consensos internacionales, presentan signos precoces de alteración cardiovascular propios de la enfermedad arterioescleróti-ca. Además, estos cambios iniciales se presentan asociados a algunos factores de riesgo C-V, en especial de diabetes, dislipidemia, obesidad y sedentarismo. Por tanto, se ha propuesto cambiar el paradigma basado en las cifras de PA por otro que involucre las alteraciones precoces y los factores de riesgo. En esta etapa inicial de la enfermedad arterial, es preciso evaluar su riesgo multifactorial a 5 o 10 años plazo, y de acuerdo a éste, planificar las medidas terapéuticas de manejo de los FR y del posible uso de drogas antihipertensivas. De este modo se podrá implementar una profilaxis primaria racional y muy posiblemente eficaz.Palabras clave: pre-hipertensión Daño C-V precoz.Prevención primaria.
Introducción:Estimar el valor de la innovación en Medicina es un desafío continuo 1 . A pesar de evidencias de nuevos conceptos y enfoques sobre algunas enfermedades, sustentados por ensayos clínicos confiables, la modificación de definiciones y paradigmas y por tanto, su impacto sobre la práctica médica y sobre los consensos aceptados en la literatura es lento y difícil. Un ejemplo de esta situación lo constituye la Hipertensión arterial (HTA), que ha sido considerada clásicamente como una enfermedad específica 2 . Sin embargo, desde los estudios fundacionales en Framingham de la teoría de los factores de riesgo (FR) 3 , la hipertensión arterial primaria o esencial ha sido considerada también como un factor de riesgo más de la enfermedad ateroescleró-tica sistémica, al igual que lo han sido la diabetes y la dislipidemia 4,5 .Desde esa época, la denominada Enfermedad hipertensiva, considerada una entidad clínico patológica definida, en los sucesivos estudios internacionales multicéntricos controlados, mostró que presentaba los mismo factores de riesgo de la Enfermedad coronaria y de otras patologías ateroescleróticas 6,7,8 . Además sus complicaciones, letales o no, eran exactamente las mismas que las de la enfermedad ateroesclerótica sistémica 5,9,10 . De acuerdo a estas observaciones, desde hace más de una década, se postuló un nuevo concepto: "considerar a la hipertensión arterial sólo un marcador de un proceso degenerativo y proliferativo cardiovascular que desemboca en las lesiones ateroescleróticas clá-sicas 11,12,13,14 . Este nuevo paradigma, en líneas generales, está fundamentado en una serie de hallazgos epidemiológicos,