La parálisis cerebral es un transtorno de movimientos y posturas, además de otras disfunciones que limitan el desarrollo de actividades de la vida diaria; en niños, esta condición demanda cuidados y crianza especiales por parte de los padres, los cuales experimentan una serie de cambios y necesidades en sus ámbitos personal, familiar, laboral y social, desde el momento en que reciben el diagnóstico clínico y a lo largo del desarrollo del niño. En este proceso, los padres presentan frecuentemente síntomas de ansiedad, estrés, depresión, alteración del sueño y transtornos musculoesqueléticos, a todo lo cual se suma el bajo nivel de calidad de vida que experimentan. Varios estudios demuestran que los cambios psicosociales, de salud y calidad de vida de los padres son resultado tanto de las características del niño con parálisis cerebral, como de los rasgos personales de los padres y/o de factores ambientales y contextuales de la familia. Los sistemas de salud deben, por lo tanto asistir adecuadamente a los padres, en paralelo con el tratamiento de los niños afectados con parálisis cerebral y de acuerdo al contexto en el que se desenvuelven.