“…Se excluyen las agresiones puntuales, las que se producen en un estado de disminución de la conciencia que desaparecen cuando esta se recupera (intoxicaciones, síndromes de abstinencia, estados delirantes o alucinaciones), las causadas por alteraciones psicológicas (transitorias o estables) (el autismo o la deficiencia mental severa) y el parricidio sin historia de agresiones previas. Pereira et al, 2017, p. 220 Son diversas las investigaciones que han tratado de visibilizar las posibles relaciones existentes entre la violencia filio-parental y los factores de riesgo que pueden originarla, tales como, un grupo de iguales conflictivo, el abuso de las drogas, la ausencia de normas y límites en el hogar (Dans, Muñoz y González, 2019;Del Hoyo, Gámez-Guadix y Calvete, 2018;Santos-Villalba, 2017). Si bien, todavía son escasos los estudios centrados en delimitar las consecuencias del abuso del móvil o de la adicción a los medios digitales en general, que pueden provocar conflictos en la dinámica familiar y que, si son recurrentes en el tiempo derivar en violencia filio-parental.…”