“…Si bien en los últimos años se ha generado una incipiente -pero vibrante-literatura que ha analizado la experiencia de las mujeres políticas a nivel subnacional en América Latina, aún existen vacíos importantes respecto a los factores que explican los niveles de representación legislativa de manera comparada entre unidades subnacionales. México es un excelente laboratorio para contribuir en esa discusión, al ser un país federal que cuenta con 32 entidades, que históricamente han tenido la posibilidad de ejercer federalismo electoral, es decir, la oportunidad de diseñar, innovar y emplear reglas propias en material electoral (Cornelius et al 1999;Caminotti y Freidenberg 2016). Esto resulta interesante, además, porque tras la reforma constitucional de 2014 se ha caminado hacia la transformación de ese federalismo hacia una mayor nacionalización del sistema electoral, lo que supone la armonización de las reglas electorales en el territorio, modificando el modo en que históricamente se han dado las relaciones entre lo nacional y lo estatal y evidenciando las diferencias sustantivas de la extensión de la ciudadanía política dentro de las unidades estatales.…”