INTRODUCCIÓNLa predilección de los linfomas malignos por asociarse a un síndrome febril prolongado y el retraso que puede existir en su diagnostico han sido reconocidos desde hace varias décadas (1).En 1961 Petersdorf y Beeson publican los criterios para definir una FOD: a) Fiebre mayor de 38,3 grados centígrados en varias ocasiones; b) Fiebre prolongada por más de 3 semanas; y c) Diagnóstico no precisado después de haber realizado investigaciones durante 1 semana de hospitalización (2). La etiología de la FOD comprende cinco grandes categorías. Infecciones, neoplasias, enfermedades inflamatorias no infecciosas, misceláneas y un grupo que permanece sin diagnóstico (3).Las neoplasias constituyen la tercera o la segunda causa de FOD y dentro de esta categoría los linfomas malignos representan alrededor del 50% de los casos, de acuerdo a cinco grandes series publicadas de diversas áreas geográficas (4-8). De igual forma en un estudio que realizamos en nuestro país durante el período de 1988 a 1992, donde evaluamos 105 pacientes con FOD, encontramos un predominio manifiesto de los linfomas malignos (76%) en la categoría de las neoplasias (9). En este trabajo reportamos un estudio prospectivo-descriptivo de 18 casos de linfomas malignos Hodgkin y no Hodgkin que ingresaron por FOD durante los años 2000 al 2005.[ 0212-7199 (2007)
RESUMENObjetivo: Los linfomas malignos constituyen la primera causa de fiebre de origen desconocido (FOD) dentro de la categoría de las neoplasias. Se realizó este estudio con el objetivo de determinar los hallazgos clínicos y aquellas investigaciones que contribuyeron al diagnóstico de dichos tumores.Método: Se realizó un estudio descriptivo-prospectivo de 18 pacientes hospitalizados para el estudio de una FOD clásica en los que se estableció el diagnóstico de linfoma maligno durante los años 2000 al 2005.Resultados: Más de la mitad de los casos (55%) se encontraba en estadio IV. Se detectó perdida de peso en 13 pacientes (72%) y adenopatías periféricas en la mitad de los casos. El ultrasonido abdominal evidenció alteraciones sugestivas de linfoma maligno en el 55% de los casos. La biopsia de adenopatías periféricas o profundas estableció el diagnósti-co en 8 pacientes (44%) y la de médula ósea en 6 pacientes (33%). Hubo 4 pacientes fallecidos (22%) en los que el diagnóstico solo se pudo establecer en la necropsia.Conclusiones: La mayoría de los linfomas malignos que debutaron por FOD se encontraba en estadio avanzado. La perdida de peso y las adenopatías periféricas fueron las manifestaciones clínicas más frecuentes. El ultrasonido abdominal, la biopsia de adenopatías y la de médula ósea fueron los procederes de mayor utilidad diagnóstica.