“…El estudio del comportamiento biológico del virus demostró la capacidad de éste de infectar diferentes especies de la familia Solanaceae, entre las que se encontraba el tomate, que a pesar de resultar afectado sistémicamente por el PepMV no manifestaba síntomas de ningún tipo (Jones et al, 1980). No fue hasta veinticinco años después, a principios de 1999, cuando se detectó por primera vez una infección natural en tomate, identificándose en plantas que mostraban síntomas de mosaico y manchas amarillas aisladas en invernaderos de los Países Bajos (van der Vlugt et al, 2000). En ese mismo año, se encontraron también tomates afectados por el virus en Reino Unido (Wright y Mumford, 1999) y en Alemania (Leserman et al, 2000).…”