Football is/as medicine: the growth of a health promotion movement and a challenge for sociologists

Análisis crítico de los discursos en torno a los programas de deporte en edad escolar en Chile

“…Por su parte, tanto los discursos institucionales como de los actores que participan en los programas deportivos analizados hacen hincapié en el eje deporte y salud, cuestión que devendría en estilos de vida más saludables -y deseables-y en la construcción de poblaciones activas y productivas alejadas del sedentarismo y la obesidad (Landa & Córdoba, 2020;Lee & Macdonald, 2010;Soto-Lagos, 2018). El deporte, pues, se instala en el discurso "salutista" (Crawford, 1980) y contribuye a la "medicalización" de la sociedad al aparecer como una panacea (Evans & Ottesen, 2020), un juez universal de la salud física, psicológica y del sistema social (Michelini & Thiel, 2013). Esta relación cuerpo-salud en base a la práctica deportiva se sostiene en la imposición de un estilo de vida normalizado y saludable consistente con la moral y el modelo de orden social dominantes (Andrews & Silk, 2018), que podría excluir e incluso estigmatizar a los que no practican deporte (Soto-Lagos, 2016).…”

“…La puesta en marcha y el desarrollo de estos programas se fundamentan en discursos que remarcan el carácter educativo del deporte, apoyados en trabajos que defienden la contribución positiva de la práctica físico-deportiva en los ámbitos físico, psicológico y social (Gutiérrez, 2004). Particularmente, el deporte es considerado una práctica que es buena en sí misma (Águila, 2008), un medio ideal para la consecución de dos fines esenciales para la población en edad escolar: la adquisición de estilos de vida saludables (Evans & Ottesen, 2020;Landa & Córdoba 2020;Soto-Lagos, 2018) y de valores sociales deseables (Bredemeier & Shields, 2019;Pérez & Muñoz, 2018;Bronikowska et al, 2019). Sin embargo, desde una perspectiva crítica, se cuestiona la implícita asociación del deporte con sus beneficios educativos que defiende el discurso positivo hegemónico, al estar construido éste desde una visión funcional y acrítica del deporte que no considera sus implicaciones éticas y políticas (e.g.…”

“…En primer lugar, respecto a la incuestionable relación atribuida al deporte con la salud, lo cierto es que faltan evidencias científicas que la respalden (Evans & Ottesen, 2020). Por ejemplo, aunque la dosis óptima concreta de práctica deportiva sigue sin estar clara y no siempre permite cumplir con las recomendaciones de actividad física saludable, se aconseja en general hacer deporte a cualquier grupo, al suponer que la mera participación ya es en sí misma beneficiosa; asimismo, a los posibles efectos negativos (como lesiones) se les da poca importancia, se presentan como evitables y controlables o directamente no se reconocen (Evans & Ottesen, 2020). La literatura también evidencia contradicciones respecto a la asociación entre deporte y conductas saludables.…”

“…Centrándonos en la sociedad chilena, desde el retorno a la democracia el Estado ha potenciado el desarrollo de la institucionalidad pública del deporte, convirtiéndolo en un elemento esencial de los programas de gobierno, particularmente, a partir del año 2013 con la creación del Ministerio del Deporte y, de forma más reciente, en el año 2016 cuando se promulga la Política Nacional de Deporte y Actividad Física vigente hasta el año 2025 (Soto-Lagos & Jauregui, 2021). No obstante, son escasos los estudios sobre programas y políticas de deporte y actividad física en Chile (Castillo-Retamal et al, 2020) y, hasta donde alcanza nuestro conocimiento, no existen investigaciones en español de corte cualitativo que integren la perspectiva de diferentes agentes participantes (v. Arufe-Giráldez et al, 2017) y que permitan acceder a narrativas subjetivas sobre la experiencia deportiva (Evans & Ottesen, 2020).…”