En términos generales existen tres estrategias de análisis para explicar la desigualdad regional creciente de acuerdo con la definición del ingreso con diferentes métodos de medición del producto interno bruto (pib), desde el punto de vista de las cuentas nacionales y por entidad federativa. En la primera se considera que el pib se construye desde los sectores productivos (primario, industrial y servicios) y sus determinantes. Desde el punto de vista de la demanda agregada de las entidades federativas, la segunda estrategia se concentra en los principales componentes del gasto: el consumo privado y de Gobierno, la inversión privada y de Gobierno y las exportaciones e importaciones de bienes y servicios (Mendoza, 2022). Por último, por el lado de los ingresos lo importante son los pagos a los factores como son las remuneraciones de asalariados, el excedente bruto de operación, los impuestos y subsidios (Piketty, Saez y Zucman, 2018). El objetivo del capítulo es analizar si la crisis sanitaria y económica por la pandemia del covid-19 modificó las tendencias a largo plazo de la desigualdad del ingreso por habitante entre las entidades federativas en México en el periodo 1970-2021. Para ello se analiza la desigualdad y la dinámica del ingreso por habitante regional por el lado de la demanda donde las medidas internas para mitigar la trasmisión de covid-19 afectaron la movilidad y el consumo de las personas, y restringieron la inversión privada; y, por las medidas externas impuestas por la economía de Estados Unidos que afectaron la demanda de las exportaciones de los bienes producidos en México. Los efectos de la pandemia de covid-19 en la desigualdad y la dinámica del ingreso por habitante y sus componentes del lado de la demanda se estiman con tendencias hasta 2019; se miden las repercusiones por las restricciones económicas y en la movilidad de las personas para mitigar los efectos de la pandemia en 2020 y los cambios de tendencias en el proceso de recuperación económica entre 2021 y 2024.