“…1 A pesar de ello, durante mucho tiempo esto no se vió ni se denunció y la mayor parte de las investigaciones sobre la propia disciplina estuvieron carentes de perspectiva de género. Es recién hace algunos años que diversos trabajos de la academia anglosajona, europea y latinoamericana han denunciado la existencia de prácticas masculinas en la producción de conocimiento (Tatagiba et al, 2020;Freidenberg, 2019;Atchinson, 2018;Rocha-Carpiuc, 2016;Elizondo, 2016); en el desarrollo diferenciado de las carreras académicas (Rocha-Carpiuc y Machado Madeira, 2019); en la reproducción de sesgos implícitos de género respecto al papel de las mujeres en la docencia, la investigación o la práctica profesional (Bealieu et al, 2017; Verge Mestre y Alonso Álvarez, 2017; Martin, 2016); en lo que se enseña (Verge Mestre et al, 2018;) y a quiénes se incluyen como referencias en los programas de las asignaturas (Harris et al, 2020;Abels, 2016), en el ejercicio de la disciplina (como práctica profesional) y en el funcionamiento de las instituciones académicas.…”