“…A pesar de los ejemplos anteriores, realizamos una búsqueda exhaustiva en la literatura sobre insectos no voladores rurales y urbanos que han podido mantener su conectividad, a pesar de la existencia de vialidades y asentamientos humanos. Para nuestra sorpresa, encontramos la existencia de siete especies de insectos cursores, cuyas poblaciones están conectadas pese a la presencia de vialidades e infraestructura urbana: el escarabajo Bembidion lampros en Kallø y Bjerringbro, Dinamarca (Marchi et al, 2013), la hormiga armada o marabunta, Eciton burchellii, en el bosque de San Lorenzo, Panamá (Pérez-Espona et al, 2012), el escarabajo Geochus politus en Auckland, Nueva Zelanda (Brav-Cubitt et al, 2022), los saltamontes Stethophyma grossum y Gomphocerippus rufus en Oberaagau, Suiza (Keller et al, 2013a;2013b), la esperanza Metrioptera bicolor en Hassberge, Alemania (Heidinger et al, 2013) y el grillo de la madera, Nemobius sylvestris, en la isla de Wight en Inglaterra (Watts et al, 2016). Pero, ¿cómo es que estos insectos mantienen la conexión entre sus poblaciones?…”