La aterosclerosis, constituye la primera causa de muerte en el mundo, por encima de la violencia. Dada la complejidad fisiopatológica que esta presenta, es importante reconocer las alteraciones genéticas y aterogénicas que se relacionan con su biología del desarrollo, lo cual es útil para la prevención y control de la enfermedad obstructiva de vasos sanguíneos. El patrón de herencia genético y la disponibilidad de genes candidatos, como PCSK9, APOB, APOA5, APOC3, ApoE y ABCA1, LPA, involucrados en la síntesis y metabolismo de lipoproteínas muestran la posibilidad de establecer biomarcadores relacionados con alteraciones en niveles plasmáticos, demostrando su asociación de riesgo en diferentes poblaciones, lo cual permite la identificación de posibles dianas terapéuticas.