“…En el siglo XXI, las transformaciones territoriales plantean una revalorización de estos recursos, atribuyéndoles un valor colectivo y un sentido de pertenencia común donde, además, se incorporan nuevos actores (universidad, instituciones, empresas, cooperativas, ONG) y actividades (turismo, gestión cultural, labor educativa) en sus modos de apropiación, gestión y transferencia. Así, desde el entorno rural y socioproductivo, desde las comunidades indígenas, desde el ámbito urbano o el ferroviario, se han recuperado valores patrimoniales e identitarios como un modo de reversionar recursos territoriales de siglos anteriores (Yuln, Taghón et al, 2016;Montecelli et al, 2017;Yuln, 2021).…”