La pandemia, producida por el COVID 19, ha tenido innumerables efectos y repercusiones alrededor del mundo. Todas las personas, sin distinción alguna, han podido percibir las consecuencias que de ella se han derivado en distintos aspectos y contextos. Las experiencias vividas con este virus se han podido palpar en todas las circunstancias que el ser humano acostumbra a desarrollar en su día a día: el trabajo, la escuela, las actividades de recreación y ocio, la salud física y mental, entre otros. No obstante, todo lo que se ha tenido que enfrentar no hubiese sido posible sin el rol protagónico que asumió la familia como núcleo de la sociedad ante esta “nueva normalidad” impuesta, pero fundamentalmente ante los grandes desafíos y las expectativas que de esta problemática se han generado en el escenario global. Sumándose a ello, el continuo proceso de innovación, adaptación, ajuste, aprendizaje, desaprendizaje y reaprendizaje continuo.