“…De ahí parte una sociedad de consumo de masas de la que el Hommo Consumens (Fromm, 1965) ha sido protagonista esencial, y que ha ido in crescendo, pasando del consumo al consumismo y de este al hiperconsumo y sus extensiones (Baudrillard, 1974;Ritzer, 2000;Lipovetsky, 2007;Baumman, 2007), en un proceso del que tanto el marketing como la publicidad han sido inductores y en que, durante décadas y salvo excepciones, se ha dejado al margen la dimensión ética. Y, en tanto en cuanto se sitúa como responsable de la crisis planetaria de la que somos conscientes en la segunda década del siglo XXI, este proceso está siendo cada vez más cuestionado desde múltiples perspectivas: ecofeminismo (Puleo, 2011(Puleo, y 2015, "buen vivir" (Medina, 2006;Estermann, 2012), sociología (Lemkow, 2002;García, 2004), filosofía (Cortina, 2002;Feltz, 2020), economía (Webster, 2015) o comunicación (Chaparro-Escudero, 2015 y de Andrés del Campo y Chaparro-Escudero, 2022).…”