En la última década, los videojuegos como campo de estudio han ganado mayor relevancia, resultando en el reconocimiento de otros campos de estudio que los incluyen como extensión de su propia investigación, sumando nuevos retos y oportunidades a la forma en que se entienden esos campos. Si bien ha habido un aumento en la producción y estudio de videojuegos en disciplinas de estudios internacionales, como el desarrollo internacional y la salud global, se han realizado pocas investigaciones sobre sus posibilidades como herramientas de diplomacia pública. Empleando métodos cualitativos, este análisis teórico explora el uso de los videojuegos para la resolución de conflictos como parte de una estrategia de diplomacia pública. A partir de la teoría de contacto intergrupal imaginado se argumenta que los videojuegos fungen como catalizadores para la creación de un tercer espacio virtual en el que relaciones intergrupales pueden fomentar la disminución de prejuicios negativos y el incremento de empatía, elementos necesarios para programas de diplomacia pública.