En los últimos veinte años, la presencia boliviana en São Paulo, Brasil, se ha intensificado no solo desde el punto de vista cuantitativo, sino también en la constitución de nuevas experiencias urbanas. Uno de los más relevantes es el fenómeno de las fraternidades folklóricas que, al ser parte de los flujos migratorios junto con sus protagonistas, se convirtieron en instrumentos de reivindicación en el contexto de la metrópolis brasileña y, al mismo tiempo, elaboraron nuevos regímenes de movilidades e intercambios económicos. En este artículo argumento que, escapando de las miradas tradicionales de la literatura académica –que observa a los bolivianos en la ciudad ya sea como mano de obra barata o como sujetos étnicos–, los fraternos transitan por regiones del mapa urbano que no les serían accesibles bajo otras condiciones en que se inserten. Por este motivo las fraternidades se encuentran entre el mundo del trabajo y el ocio, en tanto que son productoras de territorios de encuentro festivo (González 2020) que materializan las demandas de sus ciclos festivos. Este proceso depende, sin embargo, de la producción de mercados paralelos y sistemas de redistribución como el de los pasantes. En este, se observa no solo las movilidades de personas, cosas, recursos, narrativas, ideas y horizontes políticos, sino también la estructura social de la comunidad.