El interés por determinar la importancia del uso de habilidades blandas en las interacciones entre docente-estudiante durante el proceso formativo, condujo una revisión documental que permitió la profundización en fuentes primarias de autores especialistas, así como en fuentes secundarias de inevstigaciones preliminares, sobre la educación integral que propicia el desarrollo de un aprendizaje vinculado no solo a lo cognitivo y procedimental, sino también a lo actitudinal-emocional. Las habilidades blandas aportan a la interacción docente-estudiante un elenco diverso de competencias vinculadas entre sí en torno a la reflexión y el análisis para la acción sobre sí mismo y sobre las relaciones con los demás en la búsqueda del sentido de comunidad, promoviendo el servicio a los demás, confiriéndole aun mayor importancia a lo social de la educación. El desarrollo de habilidades para el trabajo en equipos, la comunicación asertiva, la resiliencia, la creatividad y la toma de decisiones redundan en la transformación educativa de un trabajo individual a un trabajo colectivo y dinámico que se nutre y fundamenta en el reconocimiento de la interdependencia con los otros y en el desarrollo tanto individual como social.