For the first time, Mexico has a presidential administration that defines itself as “post-neoliberal,” but, although the government of Andrés Manuel López Obrador is the most powerful the young Mexican democracy has ever seen, it is far from dismantling neoliberalism. It is a failed progressivism, and therefore it makes no sense to conceptualize it as “leftist.” Por primera vez, México tiene una administración presidencial que se define a sí misma como “posneoliberal” pero, aunque el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es el más poderoso que la joven democracia mexicana haya visto, está lejos de desmantelar el neoliberalismo. Se trata de un progresismo fallido, y por lo tanto no tiene sentido conceptualizarlo como “izquierdista”.