“…Aunque esta base tiene algunas limitaciones puesto que no permite valorar el número de personas desalojadas porque no figura el número de los componentes del hogar (Parreño-Castellano et al 2019), ni cualificar la población afectada -no muestra la edad, la capacitación profesional, ni el género-y tampoco revela el registro de los desalojos no oficiales e indirectos (Cooper y Paton 2021), lo cierto es que es la única fuente oficial que informa, al menos en parte, de la gravedad del fenómeno a una escala de domicilio (calle y número), lo que posibilita el análisis espacial intraurbano 1 . En Canarias, se ha utilizado esta fuente en investigaciones de las ciudades de la provincia de Las Palmas (Parreño-Castellano et al 2018) y de Santa Cruz de Tenerife (García-Hernández, Díaz-Rodríguez y García-Herrera 2018, García-Hernández y Ginés-de la Nuez 2020, García-Hernández, Armas-Díaz y Díaz-Rodríguez 2020, Armas-Díaz, Friedel y Hübscher 2022), así como, en la conurbación turística del Sur de Tenerife (Hof 2021).…”