“…Respecto de la salud mental, se han detectado mayores índices de ansiedad, depresión, baja autoestima y riesgo suicida en personas divorciadas o separadas (Amato, 2010;Hughes & Waite, 2009;Yip, Yousuf, Chan, Yung & Wu, 2015). En la misma línea, otras investigaciones señalan que tanto las mujeres como los hombres divorciados evidencian menores indicadores de bienestar que las personas solteras, casadas o viudas (Doré & Bolger, 2018;Roberson, Norona, Lenger & Olmstead, 2018) y que los hombres solteros, divorciados o viudos de mediana edad tienen el doble de probabilidad de morir temprano que sus equivalentes casados (Bulanda, Brown & Yamashita, 2016). Asimismo, se ha concluido que las personas divorciadas presentan menores niveles de satisfacción con la vida (Forste & Heaton, 2004;Lucas, 2005) y que esta se encuentra estrechamente relacionada con la adaptación al divorcio, influyendo de manera positiva, a su vez, en la adaptación al divorcio de los hijos e hijas, a través del nivel de conflicto, las actitudes y las habilidades, y la implicación materna y, sobre todo, paterna con los hijos e hijas (Yárnoz Yaben, 2010b).…”