“…Este nuevo paradigma del sector está motivado por la transformación de los consumidores en sujetos activos, «sofisticados, más exigentes, y mejor formados e informados» (Martínez Navarro, 2017: 27), denominados «consum-actor», «consumauthor» (Rinaldi y Testa, 2017), «consumer as designer» y «consumer as merchant» (Sun y Zhao (2018: 9), generadores de contenido -user generated content (UGC)-a través de la web 2.0 y las redes sociales, que se constituyen como elemento híbrido del mix, al permitir tanto la comunicación empresa-consumidor como entre los propios usuarios (Mangold y Faulds, 2009). Kaplan y Haenlein (2010: 61) definen las redes sociales (social media) como «un grupo de aplicaciones basadas en internet que se construyen sobre los fundamentos ideológicos y tecnológicos de la web 2.0, y que permiten la creación e intercambio de contenido generado por el usuario», democratizando la comunicación corporativa (Kietzmann et al, 2011), y ofreciendo beneficios derivados de su impacto positivo en la intención de compra (Erkan y Evans, 2018), la percepción, confianza y lealtad hacia la marca (Gretry et al, 2017;Yee et al, 2021), el comportamiento y gasto de compra del consumidor (Goh et al, 2013), la eficiencia e integración de las comunicaciones (Valos et al, 2016), y en las relaciones con los clientes y su engagement (De Vries et al, 2012;Hollebeek et al, 2014), En un sector tan dinámico como la moda, los social media se consolidan como herramientas indispensables para la interacción marca-usuario, permitiendo un mayor impacto de sus contenidos, que genera engagement (Castillo-Abdul et al, 2021) y puede mejorar el rendimiento de las marcas de moda (Wu et al, 2020), incluso en las pequeñas empresas del sector (Rienda et al, 2020;Hsiao et al, 2020), que deben hacer énfasis en la generación de contenido relevante (Nash, 2019) y la personalización (Wang et al, 2019).…”