La propuesta del artículo es analizar la irrupción de los polos emergentes China, Irán y Rusia, que tienden a asociarse en un triángulo geoestratégico. Este se ha ido gestando en la etapa posterior a la Guerra Fría y acentuado recientemente, en diferentes aristas. Se manifiestan ejes de presión en esas áreas neurálgicas de Eurasia: Asia-Pacífico (“Mediterráneo asiático”), Asia Occidental y Europa Oriental (“Mediterráneo euroárabe”). Abordaremos la noción de imperialismo centrados en las lógicas territorial y económica, y el ajuste espacial, considerando las escalas de centro, semiperiferia y periferia. Desde ese enfoque analizaremos la geoestrategia del eje tripartito y su impacto en la confrontación con la hegemonía estadounidense, en la reconfiguración geopolítica y mundial de la última década.