“…En efecto, los regímenes árabes no dejan que la reislamización sea monopolizada o se exprese bajo la forma de un partido político, por lo que los movimientos islamistas tienen que competir con otras interpretaciones (tradicionalistas, islam oficial del ministerio de tutela, neofundamentalistas, neocofradias, etc.) y otras categorías, como los nuevos telepredicadores egipcios que seducen a los hijos de las clases medias-altas (Haenni, 1999). Es más, una islamización que no es sino una yuxtaposición de prácticas individuales sería lo contrario del proyecto islamista de refundación social sobre la base de los principios del islam, puesto que acentúa la diversidad y reconoce finalmente la exterioridad de lo político.…”