Impact of a Nutritional Intervention Based on Amaranth Flour Consumption to Recovery Undernourished Children

Abstract

Amaranth flour (AF) can be used as an alternative for nutritional recovery, however, there is not enough evidence on the efficacy of these types of programs. The objective of this study was to assess the effect of an Integral Nutritional Recovery Program (INRP) with AF as complementary feeding on anthropometry in children with grade 1 malnutrition. A quantitative before-after study with intervention and follow up was developed. Dyads of caregiver and grade one malnourished children were evaluated (Control group n=37 and experimental group n=46). A supplement based on amaranth flour were given to Control group (CG) and Experimental Group (EG), only EG received the intervention IPNR. Variables evaluated were weight/height (W/H), muscle mass (MM), fat mass (FM), arm circumference (AC), head circumference (HC), triceps skinfold (TRSF), subscapular skinfold (SSF), body mass index (BMI), subscapular/triceps index (SS/TR), and centripetal index (CI). Data were analyzed using ANOVA, orthogonal arrangements, and paired-T test, 95% CI, significance p≤0.05. Initial anthropometric evaluation showed that the conformation of the CG and EG was homogeneous (p ≥ 0.05). After three months of follow up height and HC showed no differences (p ≥ 0.05). In contrast, W/H, AC, SSF, TRSF, BMI, and FM increased in different magnitudes in function of time for both groups. Paired analysis indicated higher increases in EG than CG. Subscapular/triceps index decreased, and MM showed a tendency to increase (p ≤ 0.1). No significant differences were observed between males and females, height and HC (p ≥ 0.05). Integral Nutritional Recovery Program was effective in improving nutritional status of experimental group and continuing for three months. A follow up is recommended after six months to verify nutritional recovery.

La educación alimentaria fomenta el consumo de amaranto para mejorar el estado de nutrición infantil

“…Se observaron mejores resultados en el incremento acelerado del peso que en el de la estatura, pues el peso es una medida muy sensible a factores como la alimentación y cambia rápidamente, a diferencia de la estatura que aumenta lento (Lucas et al, 2013). Los resultados encontrados se observan también en estudios similares con niños y niñas con desnutrición y consumo de amaranto (López-Alonso et al, 2021;Vértiz-Cardona et al, 2019;Díaz, 1999), lo cual acelera el incremento de medidas antropométricas; sin embargo, el tamaño de muestra y las variables no controladas por la contingencia sanitaria fueron limitantes en el presente estudio, por lo que haría falta incrementar la población de estudio para aseverar los resultados. Especialmente, es necesario analizar con mayor profundidad las tendencias en los casos con diagnóstico de sobrepeso, pues la obesidad infantil es una situación patológica bastante compleja, en la cual intervienen factores de diversa índole, como la edad, el sexo, la genética, los aspectos económicos y ambientales, además del estilo de vida (Jimeno- .…”

“…En el estudio, estas personas fueron mamás, tías y abuelas, quienes cuentan con un sentido común y una fuerte sensibilización hacia la alimentación y el cuidado de sus hijos e hijas del que habla Carrasco (2006), lo cual puede tener mejores resultados sobre el crecimiento y desarrollo de sus hijos e hijas con la capacitación en nutrición y la práctica de estos nuevos conocimientos (De la Cruz, 2018); además acaba con la concepción de que "quienes no comen o comen mal son quienes no tienen" (Carrasco, 2006), pues con el aprovechamiento de alimentos tradicionales de alta calidad nutricia todos podrían tener salud (May y Ciocchini, 2018). Aquí es donde entra el papel de la educación alimentaria, la cual fomenta la apropiación de patrones de consumo saludables y de un estilo de vida adecuado, y así, una mejoría de la nutrición de la población objetivo (López-Alonso et al, 2021;De la Cruz, 2018). En esta investigación, se enfocó en aportar los conocimientos y la innovación culinaria faltantes que tuvieran la facilidad de aplicarse en la cotidianeidad sin trastocar su identidad y cultura; la educación alimentaria ayudó a que el amaranto se volviera visible para las mujeres encargadas de la alimentación familiar; si bien antes pertenecía al paisaje de los terrenos cercanos donde se siembran, a través de las reuniones de educación alimentaria se logró que formara parte del paisaje alimentario de su hogar, con la colocación del alimento en sus alacenas y con el permanente acceso a él (Ponce, 2017).…”

“…Específicamente en el estado de Puebla, el porcentaje de preescolares con desmedro es de 18.8%; en el caso de sobrepeso y obesidad el resultado es de 6.1% en menores de cinco años y de 26.6% en niños y niñas de cinco a once años (INSP, 2020). Tanto los gobiernos como las sociedades civil y académica proponen e implementan alternativas al problema de la malnutrición (López-Alonso et al, 2021;Keats et al, 2020;UNICEF México et al, 2020). Desafortunadamente, algunos planteamientos son manifestaciones de la política alimentaria hegemónica, por lo cual traspasan la identidad y cultura de la población objetivo (Carrasco, 2006), además de que no son adoptadas por la gente ni sostenibles en el tiempo (De la Cruz, 2018).…”

“…El amaranto es un grano considerado tradicional en América Latina (May y Ciocchini, 2018) y bastante estudiado en los últimos años debido a las potencialidades nutricionales que posee (Gabriel et al, 2018;D'Amico y Schoenlechner, 2017). Este cultivo es objeto de diferentes investigaciones que lo proponen para aliviar la malnutrición e inseguridad alimentaria (Aderibigbe et al, 2022;Chadare et al, 2018;Martínez et al, 2018;May y Ciocchini, 2018;Martínez-Salvador, 2016), incluso hay evaluaciones favorables del efecto del consumo en menores de cinco años con desnutrición (López-Alonso et al, 2021;Vértiz-Cardona et al, 2019;Díaz, 1999).…”

“…Esta problemática es similar en el municipio de Tochimilco, Puebla, donde las familias campesinas producen ampliamente este cultivo y es parte de sus modos de vida, pero no de su identidad cultural alimentaria, esto es debido a que conocen pocas alternativas culinarias para integrar al amaranto a su dieta y no tienen mucho conocimiento de sus beneficios nutricionales (Calderón-Martínez et al, 2017). Hasta este momento, no existe una investigación reportada que evalúe la incorporación del amaranto en la dieta de las familias post-intervención, sólo el efecto que tuvo en niños y niñas, como en López-Alonso et al (2021), Vértiz-Cardona et al (2019) y Díaz (1999; estudios en los cuales el amaranto fue utilizado como un complemento alimenticio en una presentación específica (dulce de alegría y harina de amaranto) y no se abordaron la cultura alimentaria y los saberes locales de la población objetivo. Tampoco existen investigaciones sobre el impacto en el estado nutricional cuando se incorpora el amaranto en la dieta regular, a través de la educación alimentaria y sin ninguna presentación en particular, sino como ingrediente extra de platillos propios de la cocina tradicional.…”