“…El Derecho, en todos sus aspectos, está siendo renovado y trastocado por las nuevas tecnologías informáticas y, en particular, por la inteligencia artificial, por el uso de algoritmos que permiten tomar datos (los inputs) y producir resultados relevantes (los outputs) siguiendo diversas etapas que requieren cálculos, operaciones lógicas, comparaciones estadísticas o analogías. En ese contexto, el derecho procesal, estructurado según fórmulas de procedimientos, ceñidos a formas y plazos en donde la dirigencia del juzgador se nutre y se sustenta en base a las pruebas que pueden ser aportadas por las partes en conflicto, se convierte en un terreno fértil para implementar la inteligencia artificial como una herramienta muy adecuada para simplificar mucho de estos procedimientos, aportar análisis previos y poder aportar una base de datos con la acumulación de elementos probatorios, que permitan la gestión mucho más optimizada de estos elementos lo que permitiría el juzgador tener un acercamiento más adecuado a la verdad buscada en todo ese conjunto de trámites y procesos (Ahmed et al, 2021). Tal es así, que en el caso del proceso penal, la inteligencia artificial se convierte en el aliado más importante que podrían tener los operadores jurídicos para encontrar una respuesta más eficaz de la justicia penal, en tiempos más cortos y con un mayor nivel de asertividad jurídica que facilitaría desde todo punto de vista, mejorar la calidad de las decisiones judiciales (List, 2021).…”