Este trabajo se hace eco de un animado debate, que está presente en los últimos años en el ámbito de la educación superior, sobre si hay que permitir o se debe prohibir el uso de dispositivos móviles por los estudiantes en el aula. A fin de facilitar una toma de decisiones más informada, se revisa en profundidad la evidencia empírica existente hasta la fecha sobre la relación entre el uso de dispositivos móviles en las aulas y el rendimiento académico de los estudiantes. Se proporciona también nueva evidencia empírica sobre dicha relación, considerando ciertos aspectos que han sido ignorados por la investigación previa, como son la asignatura que se enseña, las características/intereses de los docentes, el año de estudio o el tamaño de la clase. Los resultados dispares del análisis empírico realizado, así como de la evidencia disponible, sugieren que el uso de estos dispositivos móviles y su relación con el rendimiento académico es un asunto complejo que debe ser analizado cuidadosamente. Se sugiere que la cuestión de si el uso de dispositivos móviles debe permitirse o prohibirse en el aula debería reemplazarse por cómo los docentes pueden sacar el mejor partido posible del uso de tales dispositivos en sus clases. Además, se presentan otras propuestas que pueden ser especialmente útiles en un contexto educativo como el actual, que está muy condicionado por la crisis de la COVID-19.