La nueva enfermedad del coronavirus de 2019 (Covid-19), producida por el coronavirus del Síndrome Respiratorio Agudo Severo 2 (SARS-CoV-2), es una pandemia que está creando una creciente crisis sanitaria mundial, dada su novedad, su alcance y sus inicialmente limitadas opciones de tratamiento eficaz. En efecto, se sabe poco acerca de las intervenciones no farmacéuticas óptimas para evitar la morbilidad y mortalidad causadas por él, y también se conoce poco sobre la rentabilidad y aspectos éticos de dichas intervenciones. Por lo tanto, éste es el primer análisis ético y de rentabilidad de las medidas de contención del Covid-19 que se conoce (así como de las medidas de cuarentena de la población para cualquier pandemia en particular), con el fin de ayudar a los sistemas de salud y a los gobiernos a garantizar la atención clínica más rentable que pueda proporcionarse equitativamente al mayor número posible de pacientes, durante esta pandemia y en las futuras crisis mundiales que sean similares. Este análisis utilizó la metodología adoptada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), cifras comúnmente aceptadas como entradas, y los supuestos mínimos tanto extremos como del mundo real para proporcionar los resultados más sólidos y confiables posibles. El análisis de costos indicó que en los escenarios extremos, o en el mejor de los casos para las medidas de contención del Covid-19 durante la cuarentena de la población, hay una relación de costo-efectividad de $154.86 millones de dólares gastados por cada muerte evitada, y un costo neto de $1.92 billones a nivel mundial. En el mundo real, esta intervención tiene una proporción de 2,520 millones de dólares gastados por cada muerte evitada y un costo neto de 1,99 billones de dólares. La ética del contrato social personalista, tal y como se articula en el popular sistema ético de derechos y deberes de las Naciones Unidas, pone de manifiesto la especial preocupación por el hecho de que estos confinamientos pueden derivar en injusticias poco éticas perpetuadas por los Estados, de manera que socavan las vidas y las libertades individuales, al tiempo que afectan de manera des- proporcionada a las comunidades de menores ingresos, especialmente a las minorías raciales. Este estudio sugiere, por tanto, que la práctica prevalente de la cuarentena entre la población, en comparación con las precauciones de tipo estándar y las intervenciones más específicas, puede proporcionar un beneficio neto inadecuado por su costo financiero y ético. En un momento de escasez mundial, que pone a prueba la capacidad de los sistemas sanitarios para detectar y atender adecuadamente a los pacientes con Covid-19, especialmente en los países en desarrollo y en las comunidades desatendidas, este estudio respalda que se dediquen menos recursos a intervenciones con una relación costo- beneficio poco clara, y más recursos a intervenciones más asequibles, éticas y equitativas, con mayores pruebas de sus beneficios netos para salvar vidas.