Los acelerados cambios tecnológicos en el aprovechamiento de las fuentes renovables de energía y en la movilidad eléctrica, junto a la apuesta del teletrabajo en beneficio de un mundo sostenible, promueve a la demanda de una mejora en la educación superior. Ésta tiene como fin llevar a cabo una instrucción teórico-práctica efectiva en las instituciones de educación superior, alineada a la adquisición de nuevas habilidades por los egresados, que les hagan estar preparados y actualizados en un contexto empresarial globalizado y sostenible. La evaluación de la efectividad de los resultados obtenidos por cada institución de educación superior debe lograrse siguiendo normas de aseguramiento de la calidad. Para que la educación universitaria asimile de forma efectiva el incremento de productos nuevos y, consecuentemente, del ofrecimiento de nuevos servicios a distancia en la industria de tecnología energética en beneficio de la humanidad, debe apoyarse en resultados consolidados de investigaciones científicas, que establezcan el fundamento de las tecnologías base, por un lado, y por otro, la adquisición por parte de los egresados de nuevas competencias que van más allá de la tarea laboral en sí. Para atender estas nuevas necesidades del sector empresarial tecnológico energético y de la sociedad en general, la formación impartida en este ámbito tiene que seguir pautas a favor de la mejora continua, en cuanto a la actualización de los contenidos de los programas formativos universitarios en tecnología energética, que faciliten la adquisición de competencias técnicas y transversales.