El proceso de enseñar y aprender a leer ha evolucionado en las últimas décadas desde un acto centrado en la acción decodificadora a una tarea de interacción entre el lector y el texto en la que los conocimientos, objetivos e intereses del lector juegan un papel importante. En este sentido, la importancia de adquirir tanto vocabulario específico como habilidades de lectura permitirá el dominio de las convenciones comunicativas relevantes para un contexto específico. El logro de las habilidades y competencias necesarias para el éxito académico y profesional implica que los estudiantes asuman un papel activo en el texto para adquirir un significado coherente a partir de su lectura. En contraposición a este hecho, la realidad es que la diversidad de recursos que se utilizan en el aula con los estudiantes para ejercitar la comprensión lectora tiende a centrarse en dar respuesta a una serie de preguntas, preferentemente de carácter literal, a través de textos escolares. Sin embargo, se ha trabajado poco sobre cómo los estudiantes acceden a la información textual a través de propuestas didácticas que exigen un aprendizaje activo y estimulan la capacidad de pensar a través de textos expositivos en diferentes idiomas (español e inglés). El objetivo de este estudio fue comparar el nivel de comprensión escrita de dos grupos de alumnos de quinto año de Educación Primaria, uno que trabajaba en la elaboración de preguntas de diferente tipo utilizando textos presentes en la vida cotidiana de forma cooperativa y otro que ejercitó la comprensión escrita, con los mismos textos, respondiendo a diferentes preguntas dadas por los docentes. Participaron en el estudio un total de 116 estudiantes entre 10 y 11 años (M = 10,62; DT = 0,43), de los cuales el 48,7% eran niños y el 51,3% niñas. Los datos recabados dan especial relevancia a este tipo de metodologías para la mejora de la lectura, por lo que se recomienda este modelo de enseñanza para facilitar el aprendizaje de la comprensión lectora en los diferentes niveles educativos.