“…Este genera sentimientos de agotamiento, tanto a nivel físico como psicológico, una actitud crítica y negativa, falta de valoración personal y dudas acerca de la capacidad para realizar sus estudios y de la trascendencia de estos (Rosales, 2012). Por ello, son muchos los estudios que evalúan la presencia de este síndrome entre estudiantes, fundamentalmente entre jóvenes que cursan titulaciones relacionadas con las ciencias de la salud (Ferrel, Ferrel, Cantillo, Jaramillo, y Jiménez, 2017;González-Cabanach, Souto, Fernández, y Freire, 2011;Ortega, Ortiz, y Martínez, 2014;Peralta-Ayala y Moya, 2017;Saliba et al, 2012), especialmente si tenemos en cuenta que los profesionales sanitarios son considerados uno de los sectores de trabajadores más expuestos a niveles elevados de estrés, tanto de forma puntual como mantenida (Barragán et al, 2015;Bosquet, 2008;Carballo, Contreras, Vega, y Gómez, 2017;Guadalupe, Fernández, y Herrera, 2016;Jiménez y Pavés, 2015;Kuusio, Heponiemi, Aalto, Sinervo, y Elovainio, 2012;Mingote y Gálvez, 2011;Mingote, Moreno, y Gálvez, 2009). Así, la no intervención en estudiantes que muestran signos de burnout, supone asumir un riesgo futuro de inadaptación y transferencia de los daños a la ejecución profesional (Pepe-Nakamura, Míguez, y Arce, 2014).…”