diagnostican estos trastornos durante el ciclo vital. Estudios que tampoco consideran las adicciones comportamentales o sin sustancia -como el trastorno por juego u otros-, reconocidas ahora como equivalentes, por sus semejanzas clínicas y neurobiológicas con los trastornos adictivos causados por drogas. Hay que recordar que también estas adicciones se ponen en marcha sólo en personas vulnerables y con otros trastornos mentales (Chamberlain, Stochl, Redden, Odlaug, & Grant, 2017).Nos encontramos así, ante el hecho de que la separación entre la "salud mental" y las "adicciones", en algunos casos, niega la condición de enfermedad mental a los trastornos por uso de sustancias, lo que obstaculiza su reconocimiento. En los últimos años, gracias a la consideración de la adicción como un trastorno mental/cerebral, se han desarrollado, y en palabras de la doctora Nora Volkow, directora del National Institute on Drug Abuse (NIDA), "medidas preventivas, abordajes terapéuticos y políticas de salud pública eficaces para su abordaje; aunque esta consideración continúa siendo cuestionada por corrientes anticientíficas".El reconocimiento de la adicción y otros trastornos psiquiátricos como trastornos mentales se debe, entre otros motivos, al progresivo conocimiento de los mecanismos neurobiológicos que subyacen a estas conductas, los mismos que la investigación en neurociencias ha comenzado a aclarar. "El concepto de adicción como un trastorno de la mente/cerebro desafía valores profundamente arraigados en la opinión pública, sobre autodeterminación y responsabilidad personal que señalan el uso de drogas por estas personas adictas como un acto voluntario y hedonista" (Volkow, Koob, & McLellan, 2016).La opinión de muchos expertos no distingue el consumo de sustancias, de la conducta adictiva; los factores sociales ponen en contacto a la población con las El término "patología dual" se emplea, en el campo de la salud mental, para identificar a las personas que sufren de un trastorno adictivo y otro mental. Estos problemas pueden presentarse de forma simultánea o secuencial a lo largo del ciclo vital (Szerman & Martinez-Raga, 2015).En la década de los ochenta del siglo pasado, los trastornos mentales fueron reconocidos como enfermedades y su atención fue integrada a los sistemas de salud. Al mismo tiempo, los trastornos adictivos fueron también identificados como enfermedades mentales y se incluyeron en diversas clasificaciones internacionales, como el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), de la Asociación Americana de Psiquiatría.Sin embargo, las personas que padecían algún trastorno adictivo quedaron excluidas de la atención regularizada, y su tratamiento se relegó y desplazó a redes diferenciadas, con prácticas en ocasiones marginadas y no siempre validadas por la comunidad científica. Esta separación conceptual y asistencial ha propiciado que muchos pacientes sean tratados de manera inadecuada y, en consecuencia, que se presente el efecto conocido como "síndrome de la puerta equivocada", que tiene...