Este trabajo evaluó el efecto mutagénico y genotóxico producido por tres tipos de aguas: 1) agua sin tratar que surte una planta de potabilización, 2) agua tratada y clorada y 3) agua que llega a los domicilios; también se identificaron mutágenos presentes en el agua domiciliaria. El test de Ames encontró que el agua contaminada a pH 7 que entra a la planta presenta alta mutagenicidad indirecta superó siete veces la mutagenicidad del control, pero después de tratada, sólo produjo dos y medio veces la mutagenicidad indirecta del control. Lo anterior indica que la planta removió el 65% de la mutagenicidad procedente de la contaminación. Pero, la cloración del agua a pH 2 produjo aumento ostensible de la mutagenicidad directa en la cepa TA100 la cual superó ocho veces el control. Este mismo patrón de mutagenicidad se observó en los domicilios pero en menor escala. Los tres tipos de agua presentaron alta genotoxicidad significativa en linfocitos humanos, lo que indica que los mutágenos presentes en el agua de consumo pueden dañar el ADN de estas células, y por lo tanto, podrían implicar un factor de riesgo para la salud humana. Un análisis por cromatografía de gas acoplado a espectrometría de masas (GC/MS) detectó la existencia de cinco hidrocarburos policíclicos aromáticos en el agua domiciliaria: Naftaleno 1,1’(1,10 decanodil) bis, fenantreno 9 dodeciltetradecahidro, dibenzo(a,h)antraceno 1,2,3,4 tetrahidro, benz(a)antraceno 7,12 dimetil y 9, 9’ bifenantreno octacosahidro de los cuales, los primeros cuatro son mutacarcinógenos reconocidos. También se identificó la hormona esteroidea androstane 5 alfa que podría ser promotora del proceso de carcinogénesis.