ResumenEl "órgano del lenguaje" se encuentra lateralizado en términos estructurales y funcionales. Se ha prestado una especial atención a aquellas evidencias fósiles que parecen sugerir la existencia en especies de homínidos extintas de una lateralización cerebral de carácter estructural y funcional semejante a la que se advierte en los humanos, que podrían ser un indicio de la disponibilidad de una (cierta) capacidad de procesamiento lingüístico. Evidencias adicionales han aportado nuevos datos sobre los principales hitos que habrían jalonado dicho itinerario evolutivo, en particular, en lo que concierne a la cuestión de la lateralización y su relación con el lenguaje. El objetivo de este trabajo es tratar de valorar críticamente todas estas evidencias, así como las inferencias realizadas a partir de ellas sobre las capacidades lingüísticas de otras especies de homínidos. La conclusión fundamental será que, mientras que las evidencias fósiles parecen enfrentarse a dificultades inherentes a la asunción de una homología funcional, allí donde parece existir (sólo) una homología estructural, las evidencias de naturaleza molecular parecen asumir una concepción demasiado simplista de las relaciones que se establecen entre los genes y la cognición. El artículo concluirá bosquejando un modelo evolutivo general del "órgano del lenguaje" más ajustado al creciente corpus de datos genéticos y moleculares. PALABRAS CLAVE: lateralización cerebral, evidencias fósiles, biología molecular, evolución del lenguaje
AbstractThe "language organ" seems to be lateralised both structurally and functionally. When trying to discern how language evolved, fossil evidences concerning structural and functional brain lateralization have been regularly considered, and a (rudimentary) language faculty have tentatively been inferred for some extinct hominid species. Further evidences, mainly concerning brain gene evolution, have also been recently taken into account when trying to determine phylogenetic relationships between brain lateralization and language. This growing body of evidences are critically examined in this paper. A main conclusion will be that fossil evidences often lead to wrongly infer functional homology from structural homology, whereas molecular data are frequently linked to simplistic conceptions of the genuine connection between genes and cognition. Consequently, a tentative model for accounting the evolution of the language organ will be outlined, mainly based on genetic and molecular data.