Los centros históricos de Arequipa y Cusco están inscritos en la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, pero están en riesgo de perder su imagen y su valor arquitectónico por el reemplazo del perfil urbano (envolvente) expresado en sus fachadas. Estas alteraciones y rupturas son significativas cuando no se toman en cuenta los criterios de conservación establecidos en la normativa local, nacional e internacional. El objetivo es analizar y revelar la naturaleza de las intervenciones que afectan a un edificio histórico. La investigación es metodológicamente mixta, ya que contiene los datos físicos de las edificaciones a lo largo de los años en los perfiles representativos; consigna la información (cuantitativos) en fichas de trabajo, desde tres aspectos: levantamiento del perfil de las elevaciones y de la unidad tipológica, más la división del lote en relación con el grado de ocupación del mismo, ya que, en las evidentes deconstrucciones (cualitativos), se produce un proceso de fragmentación, mostrando los patrones sistemáticos utilizados. La conclusión general es que prevalece la individualización y el interés privado en detrimento del patrimonio cultural de la ciudad.