Dentro de los principales desafíos relacionados con el envejecimiento se encuentran la fragilidad y el deterioro cognitivo, condiciones que se han relacionado con aumento en la declinación funcional, la discapacidad y el deterioro en la calidad de vida. Durante los últimos años se ha demostrado la relación bidireccional entre estas dos condiciones clínicas y dentro del Grupo de Consenso Internacional en Toulouse, Francia, surgió el término fragilidad cognitiva, en el 2013. Ese estado reversible se ha considerado un nuevo síndrome geriátrico, caracterizado por la coexistencia entre fragilidad física y deterioro cognitivo; sin embargo, aún sin criterios diagnósticos definidos. El objetivo es realizar una aproximación de la definición, fisiopatología, herramientas diagnósticas y su respectiva asociación con desenlaces adversos, para realizar un diagnóstico oportuno y aplicar intervenciones multidominio centradas en la actividad física, el enfoque nutricional y el entrenamiento cognitivo, que puedan modificar el curso de este estado dinámico y reversible, previniendo el deterioro funcional y mejorando la calidad de vida de las personas mayores.