“…Briggs & Bowen, 2012;Ekman, 1953;Hastings, 2000;Robertson & Cramer, 2009;), enfocados tanto en especies ícticas asociados a zonas intermareales como en aquellas asociados a zonas arrecifales en general, han demostrado repetidamente la importancia de barreras tales como las brechas arenosas de Sinaloa y Centroamericana, los giros oceánicos y patrones de corrientes marinas, incluyendo zonas de afloramientos costeros, entre otros, limitando o afectando la capacidad de dispersión (en estadios larvales y adultos) y colonización de nuevos ambientes de tales organismos, resultando así en una importante estructuración poblacional e incluso procesos de especiación a escala local. En ese mismo sentido, gran parte de las especies residentes en el intermareal rocoso y parte de aquellas transitorias asociadas a arrecifes rocosos/coralinos en el PTO, presentando además hábitos crípticos, muestran, por lo general, capacidades físicas de dispersión bastante limitadas, no solo en estadios tempranos [dada una corta duración del estadio larval y ornamentación reducida limitando así su arrastre/traslado por corrientes marinas, entre otras (Aceves-Medina et al, 2004;Beldade, Pedro, y Gonçalves, 2007;Taylor & Hellberg, 2005;Torres-Hernández et al, 2020)], sino también en estadios adultos [presentando una limitada capacidad de nado y asociaciones restrictas y bastante específicas con determinados tipos de sustratos o inclusive con otros organismos no móviles o de movilidad limitada (Piñeros et al, 2019;Sandoval-Huerta et al, 2019;Taylor & Hellberg, 2005; entre otros] propiciando o explicando, aunado a lo anterior, el nivel de estructuración, segregación y diferenciación taxonómica observado en el presente estudio. Como ejemplo, el efecto de las barreras arenosas de Sinaloa y Centroamericana (localizadas frente a las costas de Sinaloa, México y en el sur de México-El Salvador, respectivamente) es bastante evidente en el presente estudio separando gráficamente los conjuntos faunísticos del sur de Baja California Sur-Golfo de California, la costa centro-sur Mexicana y la costa centro sur de Centro América-Colombia, los cuales corresponden, respectivamente, con las definiciones de las provincias biogeográficas Cortez, Mexicana y Panámica, según Ekman (1953) y Hastings (2000.…”